Se está produciendo un cambio en el mundo empresarial. Cada vez más, los directores generales de las principales empresas están empezando a reconocer que el propósito social es una parte importante y necesaria de los negocios. Hay una nueva visión que se centra en un conjunto más amplio de partes interesadas, incluyendo a los clientes, trabajadores, proveedores y comunidades, además de los accionistas. Las empresas de todo el mundo están redefiniendo su papel en la sociedad para fomentar el éxito empresarial y social. Están adoptando un “propósito social” para navegar en tiempos turbulentos y atraer y comprometer a los mejores talentos y clientes. El propósito, de hecho, permite insertar los intereses de las partes interesadas en el proceso de formulación estratégica, identificando las cuestiones sociales que hay que resolver, aprovechando el modelo de negocio y transformándolo mediante la disciplina del valor compartido.
Hoy en día es fundamental para las empresas de todo el mundo normalizar y alinear los objetivos de crecimiento ético y sostenible de las organizaciones con los de las naciones en las que operan. En efecto, es necesario adecuar las estrategias y las operaciones a los principios universales en materia de derechos humanos, trabajo, medio ambiente y lucha contra la corrupción y emprender acciones que promuevan estos objetivos en las empresas. La ética, por tanto, como herramienta de gestión empresarial al igual que los principios de gestión habituales y junto a la responsabilidad social de las empresas, se considera un elemento esencial. La ética empresarial también se refiere a la creación de un entorno de trabajo éticamente sano dentro de la organización y al modelado de un comportamiento ético a través del liderazgo. Todo ello sin olvidar la necesidad de introducir principios éticos incluso en los comportamientos más relacionados con las finanzas y la administración de empresas. La sostenibilidad representa, en la sociedad actual, una oportunidad de creación de valor y un factor de mayor competitividad. El concepto se ha fusionado con la ética empresarial, destacando la urgencia de abandonar una idea de negocio dominada por el objetivo de generar riqueza y subrayando la centralidad de la empresa para el progreso sostenible. Según esta interpretación, la sostenibilidad y la “Responsabilidad Social Corporativa” están unidas por un vínculo funcional que define las características de un nuevo modelo empresarial según el cual no puede haber creación de valor si además del perfil económico no se considera el contexto medioambiental y social de referencia. Un modelo en el que cobran especial importancia las herramientas de comunicación no financiera, destinadas a controlar y comunicar los objetivos de sostenibilidad que persiguen las empresas.
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